Reconozco no obstante que por años tuve
que perseguir esos deseos e inclusive alcanzar muchos de esos objeto y
experiencias para darme cuenta que no hay nada que pueda de verdad hacerme
sentir pleno. Es por eso que una persona que no está lista para desear la paz
sobre todas las cosas necesita intentar alcanzar sus metas e intentar cumplir
esos deseos para que tenga una experiencia directa de que lo que ha estado
buscando no se va a encontrar en objetos ni relaciones ni experiencias mundanas
sino que más bien a raíz de retirar su atención a todas esas cosas y retornarla
a su interior donde siempre estuvo aquello que se estaba buscando.
Cuando estamos listos para darle
prioridad a la paz interior el mundo se vive desde otro espacio dentro del cual
se observan las experiencias como lo que son, escenas transitorias de una
película que no tienen el poder de afectar a aquel que la observa.
Se puede observar como deseos surgen y se
dejan a un lado, relaciones, amistades, aparecen y desaparecen. Dinero entra
cuando tiene que entrar y sale cuando tiene que salir. Trabajos aparecen y en
ocasiones se mantienen mientras que en otras se dejan a un dado cuando se nos
pide que lo dejemos para continuar el rumbo que se despliega en la próxima
escena. El cuerpo se enferma y luego se sana, o a veces se enferma y se
reconoce que está llegando su final, mas todo eso se acepta con tranquilidad
porque el observador de la película sabe que nada de lo que tenga lugar en las
escenas puede afectarle.
Desde ese espacio, cuando uno ya es
consciente, la experiencia física se vive, no se sufre. Cada día que pasa
reconozco que no sé absolutamente nada. Que las escenas y acontecimientos que
tienen lugar, si los acepto me relajo más cuando los juzgo sufro. Todo eso me
enseña una y otra vez a vivir más y mas el momento presente donde se restablece
la confianza en el amor. Sin esa confianza surgen expectativas, apegos, deseos,
y se hace imposible experimentar la paz del observador de la película cuando su
atención está completamente sumergida en las escenas de la película.
En realidad no tengo nada que hacer sino
que más bien soltarlo todo. Pero siempre y cuando todavía exista el concepto de
“perdida”, el concepto de un individuo separado de todo, el deseo se apoderará
de la mente, las expectativas surgirán. Sin embargo, cuando como mencioné a
principios de este escrito, las prioridades cambian, y es ahora la paz interna
lo que importa. En un principio, y pueda que por mucho tiempo dependiendo de la
resistencia interna, aparentará como que se hace un gran sacrificio o se experimenta
una sensación de perdida al empezar a soltarlo todo. Pero con el tiempo se
reconoce el gran regalo de lo que es soltarlo todo.
Ese regalo es la paz y la dicha que se
experimenta en cada momento presente cuando uno sabe que tiene todo lo que necesita
para este momento. Cuando uno ya sabe que nada de lo exterior puede añadir nada
a este momento, desde esa paz interna queda uno libre de los efectos de los
deseos que pueda que sigan surgiendo o no. Queda uno libre de expectativas
porque se dejan a un lado. Queda uno libre de intentar controlar nada porque
sabe que no sabe nada y que la vida (el amor) mismo sabe lo que es mejor en
cada momento.