¡Soltándolo Todo!

Cada vez la paz se profundiza en mi mente, no a raíz de ninguna práctica específica como meditación, o mantras, o ningún tipo de rituales sino que más bien a raíz de soltarlo todo. Esto implica un desapego al mundo de las formas, a toda espectativa, a todo deseo, que no tiene nada que ver con perder sino que establecer prioridades.

Reconozco no obstante que por años tuve que perseguir esos deseos e inclusive alcanzar muchos de esos objeto y experiencias para darme cuenta que no hay nada que pueda de verdad hacerme sentir pleno. Es por eso que una persona que no está lista para desear la paz sobre todas las cosas necesita intentar alcanzar sus metas e intentar cumplir esos deseos para que tenga una experiencia directa de que lo que ha estado buscando no se va a encontrar en objetos ni relaciones ni experiencias mundanas sino que más bien a raíz de retirar su atención a todas esas cosas y retornarla a su interior donde siempre estuvo aquello que se estaba buscando.

Cuando estamos listos para darle prioridad a la paz interior el mundo se vive desde otro espacio dentro del cual se observan las experiencias como lo que son, escenas transitorias de una película que no tienen el poder de afectar a aquel que la observa.

Se puede observar como deseos surgen y se dejan a un lado, relaciones, amistades, aparecen y desaparecen. Dinero entra cuando tiene que entrar y sale cuando tiene que salir. Trabajos aparecen y en ocasiones se mantienen mientras que en otras se dejan a un dado cuando se nos pide que lo dejemos para continuar el rumbo que se despliega en la próxima escena. El cuerpo se enferma y luego se sana, o a veces se enferma y se reconoce que está llegando su final, mas todo eso se acepta con tranquilidad porque el observador de la película sabe que nada de lo que tenga lugar en las escenas puede afectarle.

Desde ese espacio, cuando uno ya es consciente, la experiencia física se vive, no se sufre. Cada día que pasa reconozco que no sé absolutamente nada. Que las escenas y acontecimientos que tienen lugar, si los acepto me relajo más cuando los juzgo sufro. Todo eso me enseña una y otra vez a vivir más y mas el momento presente donde se restablece la confianza en el amor. Sin esa confianza surgen expectativas, apegos, deseos, y se hace imposible experimentar la paz del observador de la película cuando su atención está completamente sumergida en las escenas de la película.

En realidad no tengo nada que hacer sino que más bien soltarlo todo. Pero siempre y cuando todavía exista el concepto de “perdida”, el concepto de un individuo separado de todo, el deseo se apoderará de la mente, las expectativas surgirán. Sin embargo, cuando como mencioné a principios de este escrito, las prioridades cambian, y es ahora la paz interna lo que importa. En un principio, y pueda que por mucho tiempo dependiendo de la resistencia interna, aparentará como que se hace un gran sacrificio o se experimenta una sensación de perdida al empezar a soltarlo todo. Pero con el tiempo se reconoce el gran regalo de lo que es soltarlo todo.

Ese regalo es la paz y la dicha que se experimenta en cada momento presente cuando uno sabe que tiene todo lo que necesita para este momento. Cuando uno ya sabe que nada de lo exterior puede añadir nada a este momento, desde esa paz interna queda uno libre de los efectos de los deseos que pueda que sigan surgiendo o no. Queda uno libre de expectativas porque se dejan a un lado. Queda uno libre de intentar controlar nada porque sabe que no sabe nada y que la vida (el amor) mismo sabe lo que es mejor en cada momento.

Según esa confianza en el momento presente continúa creciendo, esa confianza en el amor continúa aumentando, no puede uno sino que experimentar dicha. ¿Estás dispuest@ a soltarlo todo ahora mismo para ganarte la paz y la dicha del amor en ti que solo en este momento puedes experimentar? Esta no es una pregunta que se puede contestar intelectualmente. Esta será una experiencia cuando se cambie de prioridades. Cuando finalmente la paz de desee sobre todas las cosas. Y esa paz implica soltar el mundo. “Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas." W-pI.185.5:1-2