Desde el momento que Un Curso de Milagros
llegó a mi vida, nunca me interesé en enseñarlo ni compartirlo porque tengo
claro que el Curso es para ser integrado y para vivirlo. Inclusive, los videos
que hacia, siempre especificaba que yo no me he considerado, ni me considero,
ni un “maestro” o “maestro de Dios”, ni “facilitador” del Curso. Porque para yo
ejercer ese papel tendría que literalmente expulsar al Espíritu Santo o a Jesus
de Su papel como Único Maestro y ahora ponerme yo en esa posición.
No obstante, por alguna razón que no
puedo explicar, y no es porque he sido “guiado por el Espíritu Santo” ni nada
así por el estilo, mi guión se ha desenvuelto de manera que me he encontrado
compartiendo ésta enseñanza. Siento que ha sido porque así fue como mi guión se
ha ido desenvolviendo para sacarle provecho a las grandes oportunidades de
perdón que se ma han ido presentando. Pero estoy claro de que mi intención no
es ser ni “maestro”, o “maestro de Dios” ni “facilitador”, ni el de ir por el
“mundo” divulgando este material porque eso pasaría por alto la enseñanza
básica del Curso, la cual es; “El mundo no existe! Este es el
pensamiento básico que el curso pretende enseñar, ”
W-pI.32.6:2 Por lo tanto recordemos; "No trates, por
lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca
de él.” T-21.In.1:7
El Manual para el Maestro muy claramente
comparte sobre lo que es ser un Maestro de Dios, que una vez más, el ego agarra
el titulo “Manual para el Maestro” y pasando por alto todo lo que el curso
enseña cree que es para convertirse uno en “maestro” del curso. Voy a compartir
lo que el manual muy claramente estipula en la introducción sobre lo que es ser
un maestro de Dios y entre lineas iré compartiendo mis observaciones en
paréntesis.
1. En el pensamiento
del mundo, los papeles de maestro y estudiante están, de hecho, invertidos.
2Esta inversión es típica. 3Parece como si el maestro y el alumno estuviesen
separados y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí, mismo.
(Aquí muy claramente estipula la típica
confusión donde si me creo separado de otros, creo que el maestro es un
“individuo” que le “enseña” a otros. En otras palabras, si creo que hay un
“otro” estoy simplemente perpetuando en la mente la creencia en la separación.
Por consiguiente, no importa lo que enseñe, inclusive, no importa si enseñase
la teoría del curso “correctamente”, todo lo que hago es corroborando mi deseo
de sentirme especial, de sentirme separado, por consiguiente el ego está
contento.)
4Es más, se considera
que enseñar es una actividad especial, a la que uno dedica una parte
relativamente pequeña de su tiempo.
(Otra vez, como muy claramente se puede
ver, se nos recuerda que el ego cree que enseñar es una actividad en donde
dedico una parte de mi tiempo para una vez mas enseñarle a “otros” sin darme
cuanta que todo lo que hago es seguir corroborando la creencia de que “existe”
un “yo” separado de “otros”. Esa es la identidad como ego que no se quiere
soltar.)
5El curso subraya,
por otra parte, el hecho de que enseñar es aprender, y de que, por
consiguiente, no existe ninguna diferencia entre el maestro y el alumno.
6Subraya, asimismo, que enseñar es un proceso continuo, que ocurre en todo
momento del día y que continúa igualmente en los pensamientos que se tienen
durante las horas, de sueño.
(Cuando habla de que enseñar es aprender,
que no tiene nada que ver con “enseñar” nada a nadie, ¿que es lo que estoy
aprendiendo cuando enseño? Muy simple. Si le intento enseñar a “otros”, todo lo
que estoy enseñándome es que soy un cuerpo que vive en un mundo de separación.
Y una vez que caigo en esa trampa, ya he negado al Espíritu Santo Cuyo único
propósito es recordarme que no existo, que este mundo no es mi realidad. Que mi
única realidad es en Dios.)
2. Enseñar es
demostrar.
(Esta oración resume prácticamente todo
lo que se nos está diciendo en ésta introducción. Que enseñar no tiene nada que
ver con lo que yo haga con “otros” sino que mi actitud hacia otros. Yo no
enseño en base a lo que digo, yo constantemente enseño en base a lo que creo y
por consiguiente es lo que demuestro. Si me creo ser un cuerpo queriendo ir por
el “mundo” a enseñar este material todo lo que hago es corroborando que el
sistema de pensamientos del ego es real. Si de lo contrario no reacciono al
mundo y lo puedo observar como una ilusión que no tiene ningún efecto sobre mi
estoy enseñando que el sistema de pensamientos del Espíritu Santo es real. Si
desde esa posición, volviendo a utilizar mi experiencia como ejemplo, por la
razón que sea me encuentro compartiendo ésta enseñanza, no es porque mi
intención es enseñarla, sino que como compartí anteriormente, ese es el
currículo que de alguna manera se ha ido desenvolviendo en mi vida para
continuar profundizando en la práctica del perdón hasta que ya no sea necesario
continuar con ese currículo. O quien sabe si eso es lo que terminaré haciendo
por el resto de mi vida. Eso yo no lo sé.)
2Existen solamente
dos sistemas de pensamiento, y tú demuestras constantemente tu creencia de que
uno u otro es cierto. 3De tu demostración otros aprenden, al igual que tú. 4No
es cuestión de si vas a enseñar o no, ya que en eso no hay elección posible.
(Lo que dije anteriormente se rectifica
aquí. Que solo “enseño”, o que el sistema de pensamientos del ego es real, o
que el del Espíritu Santo es real. Y como eso que “enseño” es lo que voy
demostrando en cada momento, siempre estoy enseñando y aprendiendo. Y el ego
utiliza la oración, “De tu demostración otros aprenden…” para desviar la mente
otra vez al mundo de las ilusiones.)
5Podría decirse que
el propósito del curso es proporcionarte los medios para que elijas lo que
quieres enseñar, en base a lo que quieres aprender.
(Por lo tanto, ¿que es lo que quiero
aprender, que soy un cuerpo en un mundo “real”, o que soy Espíritu? Si quiero
creer que soy un cuerpo y que el mundo es real, seguramente voy a buscar la
manera de “enseñarle” el curso a “otros.” Si de lo contrario quiero recordar
que soy Espíritu, entonces no tengo nada que hacer sino que vivir mi día a día
poniendo en practica el perdón y nada mas. Y de ahí en adelante observar como
el guión se desenvuelve. El curso proporciona los medios para que elija lo que
quiero enseñar en base a lo que quiero aprender. Que una vez más es, o que el
sistema de pensamientos del ego es real o que el del Espíritu Santo es real.)
6No puedes darle nada
a otro, ya que únicamente te das a ti mismo, y esto se aprende enseñando.
7Enseñar no es otra cosa que convocar testigos para que den fe de lo que crees.
(¿Que quiero creer, que soy un cuerpo y
de que el mundo existe? En ese caso invocaré testigos a eso que quiero creer
sobre mi mismo. Si de lo contrario quiero demostrar que solo Dios es real y de
que este mundo no es mi realidad, una vez más, no tengo nada que hacer salvo
observar y perdonar. Y lo que termine “haciendo” formará parte del currículo
para continuar profundizando en el perdón. Algunas personas pueda que sean
guiadas a facilitar el curso y otras no. Pero utilizando mi ejemplo, si lo
facilito, no estoy buscando ni seguidores ni discípulos, ni me creo facilitador
o maestro. Simplemente es un ocurrir que tiene lugar muy espontáneamente para
que la mente se recuerde a si misma de su realidad en Dios.)
8Es un método de
conversión que no se lleva a cabo sólo con palabras. 9Toda situación tiene que
ser para ti una oportunidad más para enseñarles a otros lo que tú eres, y lo
que ellos son para ti. 10No tiene que ser más que eso, pero tampoco menos.
(Volvemos a corroborar lo que se nos dice
desde un principio. Las palabras y las acciones no son necesarias porque en
todo momento estoy interactuando conmigo mismo. Es simplemente observar. Vamos
a leer el resto de la introducción y solo voy a añadir unos últimos comentarios
al párrafo 5 para que volvamos a ver que tan fácilmente se puede pasar por alto
lo que el Manual para el Maestro muy claramente nos acaba de explicar.
3. Por lo tanto, el
programa de estudios que estableces está determinado exclusivamente por lo que
crees que eres y por la relación que crees que otros tienen contigo. 2En la
enseñanza tradicional, es posible que estas cuestiones no tengan nada que ver
con lo que crees estar enseñando. 3Sin embargo, es imposible no usar el
contenido de cualquier situación en la que te encuentres en favor de lo que
enseñas realmente, y por ende, aprendes realmente. 4En relación con esto, el
contenido verbal de lo que enseñas es irrelevante. 5Puede que coincida con
ello, puede que no. 6La enseñanza que yace tras lo que dices es lo que te
enseña. 7Enseñar no hace sino reforzar lo que crees acerca de ti mismo. 8Su
propósito funda¬mental es aplacar las dudas que albergamos acerca de nosotros
mismos. 9Esto no quiere decir que el ser que estás tratando de proteger sea real.
10Pero sí quiere decir que el ser que tú consideras real es al que le enseñas.
4. Esto es
inevitable. 2No hay forma de escapar de ello. 3¿Cómo podría ser de otra manera?
4Todo el que sigue las enseñanzas del mundo, y todo aquel que está aquí las sigue
hasta que cambia de parecer, enseña únicamente para convencerse a sí mismo de
que él es lo que no es. 5He aquí el propósito del mundo. 6¿Cómo podrían
entonces ser sus enseñanzas diferentes? 7A esta situación de enseñanza
restringida y sin esperanzas, que no enseña sino muerte y desolación, Dios
envía a Sus maestros. 8Y conforme éstos enseñan Sus lecciones de júbilo y de
esperanza, su propio aprendizaje finalmente concluye.
5. Si no fuera por
los maestros de Dios, habría muy pocas esperanzas de alcanzar la salvación,
pues el mundo del pecado parecería ser eternamente real.
(Si no soy consciente de que el curso
nunca está hablando de la forma, de lo físico, y paso por alto lo que me ha
dicho en ésta introducción, esa oración el ego la utiliza para volver a poner
la atención en el mundo haciéndome creer que “yo”, personaje separado, como
“maestro de Dios”, tengo que ir al “mundo” a “enseñar” el curso para la
salvación. Sin embargo, si soy consciente de que solo hay una mente, y que lo
que me dice es que si yo pongo en practica las enseñanzas del curso para mi, mi
mente es la única que se salva, entonces ya el mundo del pecado deja de
perpetuarse eternamente. Porque al despertar YO del sueño, todo el “mundo”, o
mejor dicho, todo “mi” mundo, desaparece.)
2Los que se engañan a
sí mismos tienen que engañar, ya que no pueden sino enseñar engaño. 3¿Y qué
otra cosa sino eso es el infierno? 4Éste es un manual para los maestros de
Dios, 5quienes no son perfectos, pues, de lo contrario, no estarían aquí. 6Su
misión, no obstante, es alcanzar la perfección aquí, y, por lo tanto, la
enseñan una y otra vez, de muchísimas maneras, hasta que la aprenden. 7Y
después ya no se les ve más, si bien sus pensamientos siguen siendo una fuente
de fortaleza y de verdad para siempre. 8¿Quiénes son? 9¿Cómo son escogidos?
10¿A qué se dedican? 11¿Cómo pueden alcanzar su propia salvación y la salvación
del mundo? 12El propósito de este manual es contestar estas preguntas.
(Dejando a un lado la introducción y
comenzando a leer el Manual para el Maestro permitiendo que el Espíritu Santo
sane mi mente, mi actitud reflejará ese nuevo estado de consciencia. Y como
compartí anteriormente, pueda que algunas personas sean guiadas a compartir
esta enseñanza ya que ese es su perfecto currículo para alcanzar la perfección
de la cual el curso habla. Pero no la perfección como personaje, pues como muy
bien lo estipula en este último párrafo, “Éste es un manual
para los maestros de Dios, 5quienes no son perfectos, pues, de lo contrario,
no estarían aquí.” Un Maestro de Dios
perfecto no estaría aquí. La perfección de la cual habla es una mente sosegada,
llena de paz al haber perdonado el mundo. De ahí en adelante se deja el sueño a
un lado, ¿pues quien querría conservar un sueño de separación cuando su realidad
es la unidad, el amor, la plenitud, la dicha, la vida eterna? Y el maestro que
ha alcanzado ese estado no tiene que enseñar nada, su actitud lo demuestra.)
Por lo tanto, todo aquel que la vida me
ponga en frente, ya sea a través de conferencias, charlas, encuentros
individuales, o lo que sea, soy consciente de que no es para que yo me crea el
papel de “maestro de Dios”. Es simplemente el encuentro que la mente ha
orquestado consigo misma para recordarse de su realidad en Dios. Y de nuevo,
¿cuanto tiempo continuará éste personaje Nick Arandes compartiendo este
mensaje? No lo sé. El guión lo decidirá.
Un video que recomiendo donde comparto
mas detalladamente esta dinámica de lo que es sentirse especial se titula: La Corrección del Error y Los Maestros
de Dios. El mismo se puede ver a través del
siguiente enlace de YouTube: https://youtu.be/kfhb9P1FOBs