Cuando vemos a
un hermano que aparenta estar atacándonos es muy fácil caer en la
tentación de defendernos o juzgarlo debido a que sentimos la
consecuencia de ese ataque como un sentimiento físico. Así se pasa
completamente por alto el hecho de que ese sentimiento de victimismo
está escondido en nuestro inconsciente. Solo que al haber sido negado se
proyecta como un mundo, o para los efectos de este ejemplo, se proyecta
como una imagen de un hermano que aparenta estar "fuera" y que ahora
nos está atacando sin ser conscientes de que somos nosotros los que
desamos sentirnos atacados, y el mundo solo refleja ese deseo
inconsciente.
La tendencia,
no natural, sino qué habitual, es la de defendernos. Es la de juzgar
porque una vez más, estamos percibiendo una imagen separada de nosotros
desde donde el ataque aparenta tener lugar. Y lo que sentimos, la rabia,
el sentimiento de victimismo, el resentimiento, el miedo, etc., es la
culpa inconsciente escondida que ahora utilizamos para corroborar la
creencia de que de verdad somos cuerpos separados de Dios, indefensos en
un mundo divido ajeno a nuestra realidad que es amor, “…nuestra herencia natural” T-In.1:7
El primer paso
en ese caso es ser consciente de qué lo que percibo es una proyección
aun cuando me encuentro atrapado por esas sensaciones que experimento a
nivel psicológico corporal.
Eso sería el
equivalente a tomar conciencia, o a ser consciente. Ese paso, aunque se
podría decir que es el más difícil, es el más importante de todos pues
ahí es donde recuperamos nuestro poder de elegir en la mente un Nuevo
Maestro (Espíritu Santo) para que nos apoye a re interpretar esa
experiencia.
Una vez el
Espíritu Santo se apodera de nuestro sistema de pensamientos nos enseña a
como esa imagen que aparenta tener la forma de hermano separado
atácandonos simplemente a gritos nos suplica, “Por favor no permitas que
se me olvide que soy merecedor de el amor de Dios. No caigas en la
tentación de distraerte con la escena que se está proyectando desde el
inconsciente en este momento (…no nos dejes caer en la tentación…).
Porque si te olvidas de lo que realmente eres (Amor), caerás en la misma
trampa en la que yo me encuentro y me juzgarás (te juzgarás), me
atacarás (te atacarás) y nos hundiremos juntos. Te imploro desde lo mas
profundo de nuestro ser, aun cuando lo hago de la forma que ahora mismo
solo se como, y es atacando, de que no te olvides del amor de Dios en
ti. Pues solo a raíz de ello podré recordarlo en mi y de esa manera nos
salvamos juntos.”
Ese es el
trabajo de un obrador de Milagros. No sanar a “otros” debido a que no
hay “otros.” Sino que a estar dispuesto a mirar el contenido de su
mente. A mirar todas esas nubes de oscuridad que constantemente salen a
la superficie. A mirar todos esos sentimientos de culpa que intentan ser
justificados al proyectárseles a “hermanos atacando” o a un "mundo
lleno de injusticia" para así permitir que el Espíritu Santo le permita
corregir su percepción errada y no le distraiga del Verdadero Mundo en
el que ahora mismo se encuentra, "En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad:…”
T-10.I.2:1 El Verdadero Mundo donde sólo reina el amor de Dios y nada
mas. Es por eso se nos recuerda que lo único que existe es amor, y todo
aquello que no lo aparente ser es solo una petición de amor.
Seamos
conscientes de todas las peticiones de amor que se nos presentan en cada
momento para que de esa manera el Espíritu Santo restaure la cordura en
la mente. ¡Que pasen un feliz día! :)