La Naturaleza de el Conflicto


El conflicto nunca tiene lugar en el mundo de las ilusiones; entre personas, circunstancias, países, etc., aunque así lo parezca. El conflicto surge en la mente. Es entre el deseo de la mente retornar a su estado natural de paz, de unidad, de la verdad, en otras palabras a despertar, pero que a su vez, el miedo que tiene a despertar es la que la lleva a proyectar un mundo de ilusiones.

Una vez el mundo de ilusiones es proyectado la mente se le olvida que fue la culpa inconsciente la que la llevó a proyectar las ilusiones y ahora cree que ese conflicto que siente tiene lugar entre sus proyecciones.

Es por eso que siempre y cuando se desee algo del mundo la mente permanecerá en conflicto. ¿Significa eso que hay algo malo en tener deseos en el mundo? No es eso lo que significa pues siempre que creamos ser un cuerpo no podremos sino que desear y tener experiencias en el mundo.

Solo que si podemos ver esos deseos y llevarlos ante un Nuevo Maestro (Espíritu Santo) Él los re interpretará y la mente sanará todo ese miedo a la verdad hasta que las proyecciones dejen de tener efecto sobre ella y por consiguiente la paz retorna a la mente donde solo se desea la verdad. Es por eso que el curso nos recuerda: “El Espíritu Santo sólo te pide este pequeño favor: que cada vez que tus pensamientos se desvíen hacia una relación especial que todavía te atraiga, te unas a Él en un instante santo y ahí le permitas liberarte.” T-16.VI.12:1-

Es ahí cuando el conflicto interno se deshace debido a que la mente ha soltado todo apego al mundo y por consiguiente la experiencia del cuerpo en el mundo solo continuará hasta que la mente no tenga ningún propósito para él. Por eso el curso nos dice: “El "ser" que necesita protección no es real. El cuerpo, que de por sí no tiene valor ni es merecedor de la más mínima defensa, sólo requiere que se le perciba como algo completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil a través del cual la mente puede operar hasta que deje de tener utilidad. Pues ¿quién querría conservarlo una vez que deja de ser útil?” W-pI.135.8:1-3