Siento Ataques de Ira. Y Por Mas Que Perdono No Se Van

Pregunta: “Hola Nick,gracias de antemano por tu disponibilidad y tu tiempo. Llevo un tiempo escuchándote y practicando el perdón o por lo menos creo que lo estoy haciendo. Reconozco que no estoy en paz por muchos rato, al revés, estoy observando como una ira tremenda salta muy a menudo y me cuesta desapegarme y aunque elija otro maestro la sensación me invade y creo que cedo a ella y la hago real porque finalmente terminó reaccionando y grito a mis hijos, respondo colérica. Siento como una molestia de fondo que hace que todo en esos momentos, mi marido, mis hijos y todo me molesta. Llevo años con esa ira y ahora que he  elegido el camino del perdón veo como sigue allí fuerte fuerte. En éstos momentos me siento perdida y abatida. Elegir paz internamente y en el mundo de las forma sigo sintiendo ira, me confunde. No se si me he explicado, y bueno, sea lo que sea que me digas te lo agradezco de corazón!un abrazo.”
 

Comentario: Mirémoslo de esta manera. Esa energía que se mueve en ti que tú la etiquetas como ira, es simplemente una sensación que está teniendo lugar en tu experiencia. No es ni mala ni buena ni correcta ni incorrecta, es simplemente una sensación sentidas cuyo único propósito es hacerte creer que eres un cuerpo.

Cuando estás intentando utilizar el perdón para erradicar esa sensación o sensaciones todo lo que haces es plantarlas más firmemente. No es que le estés dando “realidad” al sentirlas. Sino que más bien estás haciendo un juicio sobre ellas. Y ahí surge el problema. Al etiquetarlas como malas o incorrectas, y por consiguiente querer erradicarlas, no estás en un estado de aceptación, que es precisamente lo que el amor hace. Por lo tanto no estás identificada con el amor sino que más bien estás en un estado de confrontación y de conflicto, no con tus emociones, sea cual sea el nombre con las que quieres etiquetarlas, sino que contigo misma debido a que tú y las emociones a este nivel son exactamente lo mismo. 

Es como decir que en un sueño un personaje es “diferente” a “otro”, o que las emociones que aparentemente un personaje tiene son algo diferente al personaje, pero en realidad todo es parte de lo mismo, es parte de un mismo sueño. Por lo tanto no hay diferencia entre nada. Lo que queremos hacer ahora es traer la mente a que armonice con todo. Y en este caso, al tu creer que tus emociones son algo diferente a ti, y que son, por así decirlo, “negativas” o quieres erradicarlas, todo eso simplemente solidifica en tu mente la creencia de que existe una separación.

Por consiguiente el primer paso sería permitir sentir plenamente lo que sea que estés sintiendo, sin etiquetarlo ni juzgarlo.  “Cuando de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada (cuando me encuentro interpretando, juzgando), afirma lo siguiente: No conozco el significado de nada, incluido esto. No sé, por lo tanto, cómo responder a ello. No me valdré de lo que he aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora." T-14.XI.6:6-9 

No obstante, para que esa práctica tenga lugar, hay que hacer un trabajo diario como preparación mental. Y eso es lo que por lo general muchas personas no hacen, y luego cuando cae la bomba por así decirlo, es cuando quieren empezar a poner en practica el perdón.

¿Cuál es esa practica diaria de la que hablo? Espacios de  quietud, no para controlar la mente ni los pensamientos, pues eso está fuera de nuestro control. La mente va a pensar y los pensamientos van a surgir. Sino que mas bien para que conscientemente empecemos un proceso de discernimiento, donde tomamos consciencia de que nuestra realidad no es cuerpo/mente sino que totalidad. 

Al elegir la paz como algo que de verdad tiene valor para ti en vez de las típicas distracciones que el día a día ofrece, obviamente atendiendo a tus responsabilidades, cuando un ataque de ira sale, el mero hecho de valorar la paz, y la práctica diaria es lo que te lleva a por lo menos ser consciente. Ser consciente no significa que no sientas ira, sino que ahora cuando la sientes puedes tomar un respiro y quizás decir para tu interior: “nunca esto disgustada por la razón que creo”, lección 5 del curso, o palabras como, “soy consciente de que ésta emoción no tiene nada que ver con lo que esté ocurriendo a mi alrededor ni con lo que realmente soy, ahora estoy dispuesta a reconocer que no se nada, y doy gracias por el regalo que se me ofrece para sanar.” Y ahí la sientes, sin juzgarla, sin etiquetarla, simplemente sientes. Ahí es como la abrazas y estás en paz con ella.

En ese momento, con esa simple toma de consciencia, es suficiente para que por lo menos no explotes a tus hijos, marido o quien sea, y tomes completa responsabilidad. Ahora puedes quizás decirles que te sientes un poco abrumada y que necesitas un espacio para ti, pero que nada de esto tiene que ver con ellos. Según sigues tu practica, basada en tu deseo genuino de desear la paz sobre todas las cosas, empieza a ocurrir un cambio de mentalidad en ti y te das cuentas que respondes de una manera diferente a como ahora mismo te encuentras reaccionando.

Lo importante es recordar que este trabajo, aunque se pueden derivar grandes beneficios mientras tenemos la experiencia de sentirnos como seres humanos como lo que seria no reaccionar como antes al igual que vivir una vida en paz mas generalmente, es para recordar que somos Amor, que somos Dios, y no seres humanos separados. Es por eso que a veces toma tiempo poder integrar esto porque el ego quiere utilizarlo para hacer una “mejor” versión del personaje. Lo hace para de alguna manera “arreglar” su mundo, “evitar” problemas. Pero este mundo que es dual es la experiencia de la separación. Por lo tanto aquí siempre van a haber problemas. La diferencia es, si elegimos el sistema de pensamientos del Espíritu Santo, los problemas aparecerán, pero ya no tendrán el efecto que antes tenían. Eso es todo.

Así que no tienes que sentirte culpable ni mal por sentir ira, o mejor dicho, esa energía. Sino que mas bien, utilízala como un regalo que se te ofrece para que puedas amar y abrazar esa parte de ti que tanto habías rechazado y juzgado. Ese regalo de amor hacia esa y toda energía que se manifieste en ti, es el regalo que constantemente te haces a ti misma para recordar que eres amor, y también para ser consciente de que tu realidad es Dios y no cuerpo. 

De esa manera recuerdas que, ”todas las cosas obran conjuntamente para el bien. En esto no hay excepciones, salvo a juicio del ego,” T-4.V.1:1-2 No para el bien del “personaje” o del “mundo” sino que para el bien de la Mente que se encuentra distraída, y que ahora puede ser consciente de su realidad en Dios al mirar todos esos obstáculos que surgen, no para ser juzgados sino que para ser sanados.

Yo tengo momentos en el que sale esa energía que se le podría etiquetar como ira. Solo que en ese mismo instante la puedo ver reconociendo que es algo que sale para ser sanado, por lo tanto le doy la bienvenida. Paradójicamente esos momentos se van mas y mas minimizando y son como pequeños destellos de energía que se desintegran tan rápidamente como salen. ¿Significa que nunca sentiré esas sensaciones? No sé. Solo sé que vivo mi día a día, reconociendo la paz de Dios en mi mente como algo que de verdad valoro, y confío en cada momento que tiene lugar. Pues todas son oportunidades para perdonar. Y como reconozco que esas es mi función, entonces ¡a perdonar se ha dicho!